El mejor juego: los «charcos»
Paula | Publicado en septiembre 23, 2013Llegó septiembre con sus vacaciones y nosotros partimos al sur después de casi un año sin haber ido (mientras esperaba a Martín no podía alejarme de Santiago por si nacía). Y por fin volvimos al campo, en una de sus épocas más lindas, donde todo está verde y empezando a florecer.
La Josefina no podía más de felicidad, estuvo la semana entera preguntando cuándo iríamos al campo hasta que llegó el día. Ya en el camino miraba todo lo que le prometimos: vacas, caballos, chanchos y gallinas, pero lo que no le dijimos, y miraba asombrada, y en definitiva fue lo que más le gustó: las miles de pozas que habían, de todos portes, grandes y chicas y que ahora ella las bautizó como «charcos» (influencia de Peppa Pig).
Apenas llegamos se juntó con sus primos y todos con las botas de agua puestas salieron a jugar a los charcos. «No se mojen, no salten, no se ensucien», gritaba yo como una loca, hasta que me acordé todo lo que me gustaba a mí caminar con botas de goma sobre las pozas. En realidad, ¿qué importa que se ensucien? Da lo mismo. Así que me relajé y bueno también lavé mucha ropa, pero disfruté viendo cómo gozaban con un siemple «charco».
Paula